Maestra y alumna caminan
juntas por el camino que bordea la finca de los Jiménez, plantada de
alcachofas, con su redonda balsa de riego y la casa palaciega ya
deteriorada. Maestra y alumna tienen que recorrer el kilómetro que
las separa de sus respectivas calles -Nueva y Garcilaso-, iniciando
una nueva etapa en su vida escolar.
-¡Buenas
tardes, doña Carmen! A los Escolares, ¿no?
-Sí,
hija, sí. “A la vejez, viruelas”
Y es que a ella no le
gustó nada tener que dejar su escuela, instalada en su propia casa,
para irse al nuevo colegio